El silencio de la noche ha terminado
la hora del amor ya ha comenzado;
los amantes cargados de pasión
enlazan sus cuerpos con excitación.
Viven a suerte de andar escondidos
disfrutando de placeres prohibidos
en una carrera sin metas, ni destinos
por que marcados están sus caminos.
Sonidos de movimientos cadenciosos
marcan el ritmo de cuerpos ansiosos;
son los amantes entregados al placer
en medio de sombras del anochecer.
Son como dos caballos desbocados
que corren y trotan descontrolados
buscan sólo un momento de placer
hasta llegar al éxtasis y desfallecer.
Las agujas del reloj no dejan de girar
se encienden las luces; llegó el final
y los amantes de placeres prohibidos
parten cual aves, vuelven a sus nidos.
aechand
